El arma secreta de China en la guerra comercial es un ejército de robots industriales dotados de inteligencia artificial (IA) que han revolucionado la manufactura.
En toda China, las fábricas se están automatizando a un ritmo vertiginoso. Con ingenieros y electricistas que se ocupan de flotas de robots, estas operaciones están reduciendo el costo de fabricación además de mejorar la calidad.
Como resultado, las fábricas chinas podrán mantener más bajos los precios de muchas de sus exportaciones, lo que le dará una ventaja en la lucha contra la guerra comercial y los elevados aranceles del presidente Donald Trump. China también enfrenta nuevas barreras comerciales por parte de la Unión Europea y de países en desarrollo que van desde Brasil e India hasta Turquía y Tailandia.
En la actualidad, las fábricas de China están más automatizadas que las de Estados Unidos, Alemania o Japón. Según la Federación Internacional de Robótica, China tiene más robots industriales por cada 10.000 trabajadores del sector manufacturero que cualquier otro país, a excepción de Corea del Sur o Singapur.
El impulso de China hacia la automatización ha estado signado por directrices gubernamentales y respaldado por enormes inversiones. Y, a medida que los robots sustituyen a los trabajadores, la automatización posiciona a China para seguir dominando la producción en masa, incluso mientras su fuerza laboral envejece y muestra menos disposición a aceptar trabajos industriales.